El turismo español corre el riesgo de morir de éxito

Desde los años 50 el turismo ha incrementado su relevancia en las economías de los diferentes países, en especial en España. El incremento de los turistas ha condicionado el crecimiento y acondicionamiento de las ciudades para preparar estas ante la masificación de los turistas, pero actualmente el volumen de viajeros es tan grande que ni las infraestructuras ni los servicios son suficientes para cubrir todas las necesidades demandadas por los turistas a lo largo del año.

Los vecinos han comenzado a protestar por la grave situación en la que se encuentran ya que les afecta día tras día y no lo pueden evitar. Un claro ejemplo son los precios de las tiendas, los cuales se han encarecido. También el descanso y el bienestar se han visto modificados debido a los modos de comportamiento de los turistas. Cabe destacar que muchos alquileres turísticos han sido ilegales durante los últimos años, por tanto se están tomando nuevas medidas de vigilancia para comprobar todos y cada uno de los últimos arrendamientos turísticos. Esta medida no tiene otro objetivo que evitar que se  cree un impacto negativo tanto en los servicios de alojamiento de los que disponen las ciudades como en el bienestar de los ciudadanos.

Cada vez es más común ver como los mismo ciudadanos huyen de las ciudades para evitar un turismo que irrumpe en su vida cotidiana y no les deja vivir, los ciudadanos han tenido que emigrar a otros lugares para encontrar la tranquilidad y el descanso del que ya no disponían en sus propias viviendas. Este es el motivo principal por el que  las ciudades más turísticas están perdiendo su identidad cultural, por el hecho de que los autóctonos de esta zona se están marchando.

El Gobierno español se empeña en asegurar que estas cifras son muy positivas para la economía del país pero pese a la gran cantidad de turistas que llegan los ingresos aportados por ellos no son compensatorios al impacto  medioambiental que estos provocan.

Entrada realizada por Cynthia Caiza, Víctor López, Ana Cristina Palanca y Elena de Dios